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Israel y Gaza en una guerra sin precedentes: Coordinados ataques, secuestros y un saldo devastador
Israel y Gaza, Medio Oriente – En medio del descanso del shabat y la celebración de la festividad judía del Sucot, la guerra estalló de manera abrupta y devastadora en Israel. Los múltiples y coordinados ataques lanzados por las milicias de Gaza, que incluyeron miles de cohetes, infiltraciones de combatientes y secuestros de civiles y soldados israelíes, han dejado al Estado y a su inteligencia en una posición vulnerable y sorprendente dentro de su propio territorio, e incluso en Gaza, una región que siempre ha estado bajo escrutinio.
Ambos bandos, Israel y las milicias palestinas, están involucrados en una guerra abierta que ya acumula un alto costo en vidas humanas, con más de 300 muertes en el lado israelí y 256 en el lado palestino, según el último recuento. Esta ofensiva sin precedentes, liderada por Hamas, comenzó el sábado con ataques coordinados por tierra, aire y mar a partir de las seis y media de la mañana.
Este ataque de gran envergadura no puede entenderse sin considerar la violencia y la desigualdad diaria que experimentan los palestinos en los territorios ocupados, además de los ataques de colonos israelíes en Cisjordania, las tensiones en la explanada de las Mezquitas y las detenciones de palestinos. Todo esto se produce en el contexto del actual, aunque ahora incierto, acercamiento entre Israel y Arabia Saudita.
Los lanzamientos habituales de proyectiles desde Gaza sirvieron como cortina de humo para las incursiones de militantes en comunidades cercanas a la frontera con Gaza.
Este ataque marcó un salto en escala en comparación con los anteriores: los milicianos, algunos usando paracaídas y causando brechas en la valla fronteriza, lograron ingresar a Israel, atacaron instalaciones de las fuerzas israelíes y secuestraron a residentes.
Shoval Kahlon, residente de Sderot, describió la confusión inicial a la radio pública israelí Kan. “Pensábamos que eran los ataques de cohetes habituales, pero comenzamos a escuchar disparos en la calle. Nos dimos cuenta de que era algo inusual y vimos a miembros de Hamas en camionetas. Golpearon las puertas de las casas de los residentes, quienes pensaron que eran soldados israelíes y fueron tomados como rehenes”.
El ataque, con una coordinación inusual, dio paso a un escenario inimaginable: mientras una lluvia constante de cohetes activaba las alarmas antiaéreas, incluso en ciudades como Tel Aviv y Jerusalén, los enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre soldados israelíes y milicianos palestinos se desarrollaron en varias comunidades del sur de Israel.
El asalto masivo de Hamas y otras milicias palestinas, conocido como la “Inundación de Al-Aqsa”, incluyó el lanzamiento de más de 2.000 proyectiles y ha dejado a más de 300 israelíes muertos y más de 1.800 heridos. Además, se informa de un número desconocido de secuestrados, estimándose al menos cincuenta, aunque los detalles son escasos, excepto por los videos que circulan en redes sociales, que muestran a algunos de ellos supuestamente siendo llevados a Gaza.
A medida que avanzaba la noche, las fuerzas israelíes lograron recuperar el control de 29 ubicaciones dentro de Israel que habían sido tomadas previamente por Hamas, aunque los combates continuaban en ocho puntos. La situación en términos de víctimas es crítica en lugares como la ciudad de Sderot y Beeri.
La posibilidad de que los milicianos palestinos retengan rehenes, incluidos soldados y civiles, es un tema de gran sensibilidad y podría influir significativamente en la escalada y en la respuesta israelí. En 2006, la captura del soldado israelí Gilat Shalit desencadenó una invasión a gran escala de las fuerzas israelíes en Gaza, la primera desde la retirada israelí de la Franja en 2005. Los rumores de una posible incursión terrestre estuvieron presentes durante toda la noche del sábado, algo que no ocurría desde 2014.
Las fuerzas israelíes y los grupos palestinos se enfrentaron en 37 puntos diferentes durante la noche del sábado.
La respuesta inicial del ejército israelí, después de las primeras horas de conmoción, consistió en una serie de bombardeos y ataques aéreos contra posiciones de Hamas en Gaza. Estos ataques han continuado y se espera que se intensifiquen en los próximos días en Gaza, un enclave que alberga a más de dos millones de personas y que enfrenta una creciente escasez de recursos médicos, energéticos y alimentarios.
Hasta el momento de esta nota de prensa, el Ministerio de Salud de Gaza había confirmado alrededor de 256 palestinos muertos y más de 1.800 heridos debido a la contraofensiva israelí y los enfrentamientos en el sur de Israel. También se informó de la muerte de al menos dos miembros del grupo islamista palestino Hamas y la destrucción de una lanzadera de misiles en un ataque israelí con drones en Gaza.
Además, otro ataque con drones destruyó una “célula terrorista” que intentaba infiltrarse en Israel por la playa de Zikim, mientras que otro grupo armado que intentaba penetrar en territorio israelí desde el centro de Gaza fue repelido.
Desde temprano, anticipándose a los previsibles ataques israelíes, muchos residentes de Gaza abandonaron sus hogares en áreas cercanas a la frontera con Israel, mientras que otros se apresuraron a adquirir suministros básicos para los días venideros. En una medida adicional, el Ministerio de Energía de Israel ordenó el corte del suministro eléctrico en Gaza, anunciando un cerco total y fuerte sobre la Franja.
El primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, declaró que Israel “está en guerra” y que la ganarán. Prometió que el enemigo pagará un precio sin precedentes. Netanyahu trazó tres objetivos para la contraofensiva israelí, denominada “Espadas de Hierro”: recuperar el control en el sur de Israel, infligir un “alto costo al enemigo” en Gaza mediante una operación “poderosa y prolongada”, y fortificar otros territorios para evitar la participación en la guerra.
La escalada del conflicto podría verse influida por la implicación de las milicias palestinas en Cisjordania ocupada y Jerusalén Este, así como por un posible apoyo de la milicia de Hizbulah en Líbano o de otros movimientos islamistas en Siria e Irak, como insinuó el jefe del brazo militar de Hamas, Mohamed Deif.
En esta línea, el líder político de Hamas, Ismail Haniye, anticipó que la ofensiva lanzada desde Gaza se expandirá a Cisjordania y Jerusalén, una predicción que ya ha encontrado eco en disturbios, protestas y enfrentamientos en diversas ciudades de Cisjordania, donde se han reportado al menos cuatro muertes. También se registraron disturbios en Jerusalén Este, en el campo de refugiados de Shuafat y en el barrio de Jabel Mukaber.
La región se encuentra sumida en la incertidumbre y la tensión, y la comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, condenando el conflicto y llamando a un alto inmediato de las hostilidades.